A los 8 años, presencié una conversación entre una de las mejores profesoras que he tenido jamás y mi madre. En esa conversación, mi profesora, doña Pilar, le decía que yo tenía que estudiar informática, que era el futuro.
Tenía toda la razón del mundo.
Si a esto le unes que desde esa edad más o menos, cuando me preguntaban qué quería ser de mayor la respuesta era: quiero tener una empresa para dar trabajo a la gente… está claro qué me ha llevado a emprender.
Años más tarde, me encontré a mi profesora por la calle y al decirle qué estaba estudiando se sorprendió y me dijo: siempre pensé que tirarías por la literatura.