A estas alturas estoy más que segura que estáis hartos de oir las palabras big data. Es probable que incluso tengais una noción de qué es. Tanto si estáis enterados como si no, en el siguiente artículo voy a explicártelo de forma sencilla… ya sabes, para humanos 😉

Empecemos, qué es el big data.

El big data consiste en la recopilación y procesamiento de volúmenes de datos que no pueden ser gestionados a la manera tradicional. Por ejemplo, hasta ahora, si queríamos saber el volumen de ventas de un artículo, nos limitábamos a recoger los datos y procesarlo mediante tablas Excel o, si tienes un software contable, le pedías la información a él.

El problema viene cuando queremos saber las características de las personas que han comprado y desglosar ese volumen de ventas por personas que además de un artículo determinado han comprado alguno más de la misma gana.

Puede ser complicado pero sigue siendo factible hacerlo…

Y si ahora te digo que eres una multinacional, que tienes ventas físicas y ventas online de tiendas repartidas por todo el mundo? (Rollo Zara…) ya no es tan fácil y a no ser que tengas un gran software contable, no verás los datos desglosados.

En este punto entra el big data… y va mucho más allá.

Gracias a la tecnología, vivimos rodeados de objetos que están recogiendo toda la información posible. En internet (redes sociales, formularios en las páginas web) y en la vida offline (cámaras de video vigilancia, micrófonos, etc.)

Igual que hasta ahora se analizaban los datos de ventas para saber cuándo un artículo era el más vendido y había que hacer cosas similares porque a la gente le gustaba, la idea es utilizar el resto de información que vamos dejando por ahí para tomar decisiones relativas a la empresa.

Lo que viene siendo afinar el tiro.

El big data da un paso más al permitir la toma de decisiones en tiempo real.

Por ejemplo, imaginad un programa de televisión que esté monitorizando en tiempo real las opiniones de su público en Twitter. Pueden decidir en el minuto si la conversación interesa o no. Si hay que dar más información o si hay que pasar a otro tema. Esto está pasando (gracias a herramientas como Monitorizeme)

El Big Data se usa hoy en día para determinar el perfil del cliente. Sus necesidades. Si soy Coca Cola, quiero tener un público fiel… y me interesa saber quiénes son los más fieles a la marca para quizás, lanzar una promoción con ellos.

Con estas herramientas, se logra recopilar toda nuestra huella en Internet (ojo, sólo la que nosotros vamos dejando por ahí libremente… que todos fichamos cláusulas de uso de datos que nadie miramos… yo particularmente sé que hace tiempo vendí mi alma a Google… )

Cruzar tus opiniones y saber cómo eres gracias a lo que comentas en Twitter es posible. IBM usa Watson para ello. Te hace un precioso análisis de la personalidad que luego la empresa puede usar para dirigir acciones de marketing concretas.

Unes la información de tu Twitter con tu Linkedin, con tu información pública en Google… y poco menos que saben quién eres. Facebook, todo hay que decirlo, tiene bastante restringida la información (lo que os comentaba en el artículo anterior ¡quieren que pagues!). Pensadlo. Si sólo con lo que publicamos en Twitter, Watson se hace una idea de cómo somos…

Y ya que estamos, os enseño mi análisis de personalidad de Watson 😀

 

Personality_Insights_Vanesa_Ramos

Debía estar pasando por estrés por que lo de susceptibilidad a la tensión… 🙂 Pero el resto de datos molan… Según Watson soy compasiva, altruista, creo en la cooperación, tengo intereses artísticos, mucha imaginación… Empiezo a pensar que quizás no son mis datos 😛

No nos limitemos a Internet

El mundo offline cada vez está más conectado con el online. Se puede saber (es un decir, porque las cláusulas de privacidad están ahí para algo…) cuándo enciendes las luces de tu casa, cuándo se enciende el riego automático, cuándo se apagan, cuando suben y bajan las persianas. Qué programas ves y si tienes una nevera de las ‘reshulonas’ hasta cuándo haces la compra. Qué compras. Y cada cuanto.

¿Te imaginas recibir en tu móvil un mensaje de tu marca de leche favorita diciendo que si presentas el código en tienda tienes un 10% de descuento en la próxima compra?

A eso es a lo que vamos.

Vale, tal vez no la leche (a mi como asturiana ya me vendría bien, el lema: no-puedo-no-tener-leche está grabado a fuego en nuestra personalidad) pero otras empresas… ¿por qué no? ¡Ya lo están haciendo!

Después de echarle un vistazo a tres o cuatro cosas en Amazon, quizás marcar alguna en plan: lista de deseos porque consideras comprarlo más adelante… ¿quién no ha recibido un e-mail mostrándote cosas similares?

No sólo estamos hablando de información que acabe en empresas de marketing y publicidad, el big data afecta a todos los ámbitos. Ya se está utilizando en el sector servicios, las empresas manufactureras incluyen sensores en los productos que realizan para obtener datos por telemetría y ofrecer servicios de comunicaciones, seguridad o navegación. Al detectar de forma inmediata información oculta, correlaciones entre síntomas o patrones recurrentes, está siendo extremadamente útil en la industria sanitaria.

No pretendo con este artículo hacer que sientas miedo. Quiero que seas consciente. Que luego no te quejes en plan Janice:

Oh-Dios-Mío ¿por qué me está enviando esto esta marca? ¿Me espía?

No le hace falta, tú le das la información.

Si después de todo esto no piensas hacer una limpieza de tu Twitter… Piénsatelo 😉

La Foto de la cabecera es de  William Bout en Unsplash

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